domingo, 17 de febrero de 2008

Nuestro gran dilema como movimiento

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Colaboración de Gonzalo Plaza
Estimados amigos

He creído útil a los fines del MCC, reproducir la columna de Juan Eichholz en “El Mercurio”.
Motivo: Meditar sobre el que estimo nuestros eternos dilemas.

¿Cómo interactuar con los políticos?
¿Son todos malos?
¿Qué hacer con los buenos?
¿Cómo pararnos frente al más contundente de los poderes; el político?
¿Es eficiente transformarnos en un compartimiento estanco en dicho escenario?
¿Es eficiente ceder ante los partidos políticos?
¿Es el todo o nada?
¿Es la selección natural?
¿Es una mixtura inteligente?

En fin, solo para que leas, medites, y si quieres avanzar más allá, publiques tu opinión.

Aquí vamos!

Juan Eichholz
Domingo 17 de Febrero de 2008

Con y contra los políticos

Si usted es de aquellos que cree que este país va bien, entonces sáltese esta columna y siga viviendo de las ilusiones. Por el contrario, aquí escribo desde la premisa de que Chile está en problemas, cuyas causas van más allá de lo que ha sido el deficiente desempeño de esta administración, al punto que pudieren persistir y limitar seriamente la renovación que seguramente intentaría traer un próximo gobierno de la Alianza.
En términos generales, podría decirse que el problema es que no se percibe que haya problema. En otras palabras, estamos, como país, en un equilibrio lo suficientemente confortable como para querer movernos de ahí. Somos, gráficamente, como ese alumno de nota 5, que sabe que podría aspirar a más, pero que está lo suficientemente cómodo como para querer hacer un sacrificio por mejorar.

¿Cómo romper ese equilibrio, haciéndonos cargo de que no estamos tan bien y de que la tendencia es hacia empeorar? Más menos, y esto no es nada nuevo, se requiere impulsar cambios de fondo en tres ámbitos decisivos: Estado, educación e innovación. Usted me dirá que ya se hizo una reforma al Estado, que está casi lista una en educación, y que hay un Consejo Nacional de Innovación que ha hecho propuestas serias. Sí, es cierto, pero no realmente, porque en ninguno de esos casos se han abordado los aspectos medulares, capaces de provocar un cambio de verdad. Puesto de otra manera, hacemos como que hacemos, pero al final todo queda igual. Es tan típico nuestro: nos autoengañamos, queriendo creer que las cosas van a ser distintas, y luego nos quedamos tranquilos, a pesar de que todo sigue igual.
Aquí es donde aparece el punto central, aquello que, a mi juicio, está pasando a ser una gran piedra de tope para avanzar hacia el desarrollo: el funcionamiento del sistema político. ¿Por qué los cambios mencionados, entre otros, no se abordan de verdad? Simplemente porque los políticos no están dispuestos a asumir los costos de corto plazo que ellos conllevan. ¿Es posible que haya reforma del Estado sin que se modifique el estatuto administrativo? ¿Es posible una reforma educacional sin que se toque el estatuto docente? ¿Es posible provocar una ola de innovación sin que se revise el Código del Trabajo? La respuesta es evidente, pero claro, es más fácil tranquilizar a la gente diciéndole que todo va bien, creando una falsa sensación de seguridad que la deje en calma, sin tener que adaptarse. Lo mismo que estaba ocurriendo con el desabastecimiento energético, hasta que el nuevo Ministro del Interior decidió enfrentar a la ciudadanía con el problema, terminando con la ilusión de que todo iba a estar bajo control.

¿Para qué crear, entonces, la ilusión de que lo estamos haciendo bien, cuando lo cierto es que vamos perdiendo cada vez más competitividad a nivel internacional, lo que, tarde o temprano, echará por tierra las falsas seguridades en las que pretendemos ampararnos? ¿Para qué esperar la crisis para enfrentar el problema?

Desgraciadamente, la política nuestra de cada día, que mostró grandes luces en los '90, está volviendo a ser lo que fue en décadas previas, incluso bajo un sistema electoral distinto. La política chilena está cada vez más cerca de ser un juego de suma cero, que no agrega valor, en el que el objetivo consiste en sacar al otro del poder o en impedir que el otro acceda al poder. En esa lógica, el afán de protagonismo individual se superpone al trabajo colaborativo, y el cortoplacismo se superpone a la mirada de largo plazo. Y eso es justamente lo contrario de lo que se requiere para enfrentar los problemas claves que tiene el país, en lugar de seguir evadiéndolos: un trabajo colectivo y con una visión compartida, capaz de neutralizar los afanes protagónicos de aquellos que se ponen a sí mismos por sobre el país, y una mirada de largo plazo que permita enfrentar las resistencias y costos iniciales.

Imagínese usted una empresa cuyos dueños están más preocupados de cómo deshacerse del otro que de ponerse de acuerdo para trabajar juntos, pese a sus diferencias. En esa situación, nadie está pensando en los desafíos de la organización, todo se remite a lo inmediato, y cada uno piensa más en su parte que en el todo. Algo parecido ocurre en el Chile de hoy, con el agravante de que nadie le puede comprar su parte al otro.

Romper el equilibrio mediocre en el que estamos como país supone, por lo tanto, romper previamente el equilibrio nefasto en el que está entrampado el sistema político. Los políticos, así visto, son una parte esencial del problema, pero, al mismo tiempo, sin ellos no hay solución. Por eso es que éste es un desafío que debe abordarse con los políticos, pero también en contra de ellos. Y la forma de hacerlo es a través de una ciudadanía que levante la voz, por una parte, y, fundamentalmente, a través de un pacto entre los muchos políticos serios y destacables que hay, de uno y otro sector, que tengan el coraje para hablar en contra de aquellos correligionarios suyos que viven del protagonismo y el cortoplacismo, anteponiendo su interés personal al del país.

2 comentarios:

Unknown dijo...

muy de acuerdo con lo que se expresa en este breve ensayo. por lo demas, similar a lo que piensan cientos de ciudadanos que ya han despertado de su largo sueño civil, en el cual un grupo de politicos filantropos (gobernantes)les resuelven sus problemas, incluso personales, desde sus oficinas, desde el Congreso o desde La Moneda.
Como movimiento ciudadano, proactivo y comprometido, nos hemos dado cuenta de la verdad de aquellas palabras: que nuestros gobernantes solo se aferran al poder, cual garrapata frente a la pinza extractora, perdiendo de vista el loable objetivo de estar sentado en aquel sitial.
Basta con observar un par de hechos similares: la construccion de edificios de altura en La Herradura y Maitencillo. en Coquimbo, ya ni podemos acceder al mar, ni siquiera mirarlo, y salvo unos pocos ciudadanos que hemos protestado, ninguna autoridad se ha manifestado. En cambio, en Maitencillo...lleno de politicos!! claro, si les taparon la vista que tenian desde sus sendos balcones en el segundo o tercer piso de sus chalets.
En estos momentos, como ciudadanos debemos luchar para demostrar que nuestra opinion es importante, pero para considerarla en la toma de desiciones!! pues no solo en las votaciones se construye la democracia, sino cada dia en cada acto civico, en cada instancia de participacion, en cada accion judicial efectuada por la ciudadania.
ya no debemos, ni queremos, esperar el accionar de los politicos y gobernantes. Ya no nos sirven sus discursos vacios y llenos de falsos compromisos.
Debemos tomar el toro por las astas y ser nosotros mismos nuestros gobernantes, los que decidamos que es mejor o peor para nosotros, nuestros hijos y nietos.
debemos ser capaces de resolver nuestros propios problemas, y es nuestro derecho constitucional el que existan las instancias para llevarlo a cabo.
saludos.
gonzalo herrera

movimiento ciudadano por coquimbo dijo...

Siento que es necesario publicar todos los comentario que llegan al mail del MCC.
Me tomé la libertad de publicar éste, y haré lo mismo con otros que lleguen
Caterina

Estimados : hace algunos dias atrás escribí mi opinión respecto a la coyuntura política que se viene , donde en lo fundamental planteo la necesidad de que el MCC siga manteniendo su autonomía e independencia respecto a los partidos políticos , fundamentalmente por que éstos no asumen el rol de representar y defender los intereses de los ciudadanos y callan vergonzosamente ante la ofensiva privatizadora de convertir todos los bienes públicos en privado , ante las agresiones al medio ambiente y ante las agresiones al bolsillo de miles de trabajadores : Agrego que la calificación política de encasillarnos en tipos de izquierda - derecha o centro es una trampa para dividirnos en torno a problemas ideológicos , en consecuencia que tenemos entre nosotros muchas mas cosas en comun que deberían unirnos tras objetivos concretos , como efectivamente lo hace el movimiento ciudadano .
Respecto al artículo creo que si bien es cierto da cuenta de la falta de voluntad de la clase política de resolver algunos problemas de fondo , NO ATACA EL PROBLEMA PRINCIPAL QUE ES EL ECONOMICO .
Chile es un país de enormes recursos naturales y por lo tanto enormemente rico , sin embargo nos falta plata para todo lo importante ( Salud - educación - trabajo - defensa del medio ambiente ) . Mientras nuestros políticos trabajen y sean empleados de los dueños de las riquezas en Chile y se preocupen sólo de abrir caminos para que nuestro país se siga privatizando y convirtiendo en un gran negocio , atropellando todos los espacios colectivos y publicos , la riqueza se siga concentrando , cada vez en menos manos y se siga repartiendo mal y no se valoren los derechos colectivos de los ciudadanos , existe cero posibilidad de cambios , NO POR QUE UNO U OTRO POLITICO SEA MALO , sino por que todos , trabajan para un solo sector de chileno , el 7 % de la población que esta muy bien . Nosotros lamentablemente pertenecemos al 90% que ve que hay problemas , como por ejemplo , que la bencina cueste $ 600 ó que la papa $ 450 ó que el kilo de uva cueste $ 400 en los supermercados cuando a menos de 20 Kms , se pierde en los parrones . Para que hablar de la salud y la educación . Si fueramos un país pobre , que diablos , pero el problema es que Chile es un país rico y muy rico ...........
Guillermo Leblanc